El poder de cambiar la mente
La cuarentena tomó al mundo por sorpresa y para muchas personas es cada vez más difícil quedarse en casa con la incertidumbre que supone estar en medio de una pandemia, algo que estas generaciones no imaginaron nunca vivir. Al respecto, distintas organizaciones dedicadas al estudio y bienestar de la salud mental han determinado la importancia de darse un tiempo para asimilar la situación y además conocerse. Aquí entra la meditación.
Una de las recomendaciones más fuertes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sido cuidar la salud mental y ha aconsejado la meditación.
La OMS recomienda esta práctica en su guía para mantenernos activos durante la cuarentena. Para comenzar a meditar hay que buscar un lugar a gusto, puede ser con luz tenue y sin sonidos que distraigan; después, buscar una posición cómoda, no hace falta emular la figura budista; y, por último, controlar la respiración hasta que llegue la relajación. Es una práctica que todo el mundo puede intentar, aunque no tenga experiencia previa.
En los últimos años se ha puesto de moda el mindfulness, que no es sinónimo de meditación, sino un tipo que consiste en conseguir la atención plena de lo que estamos haciendo, del presente.
En un artículo publicado en la revista Scientific American, un monje budista y biólogo celular, Antoine Lutz, líder en el estudio de la neurobiología de la meditación y Richard J. Davidson, pionero en el estudio de la ciencia de la meditación, afirmaron que a través de esta técnica tenemos el poder de cambiar nuestra mente.
Este estudio se llevó a cabo durante casi 15 años por la Universidad de Wisconsin, en colaboración con otras 19 universidades, en más de 100 monasterios budistas. Demostraron que al meditar:
- Los niveles de ansiedad y depresión bajen.
- Se activan algunas zonas del cerebro, en concreto las asociadas a los sentimientos de empatía, compasión y amor altruista.
- Se reduce el volumen de la amígdala, la región del cerebro involucrada en el proceso del miedo.
- Tiene efectos positivos sobre la molécula telomerasa, la encargada de alargar los segmentos de ADN en los extremos de los cromosomas; es la enzima que facilita la inmortalidad de las células en la mayoría de los procesos cancerígenos.
Por: Sara Pacheco