¿Por qué deberías atender tu salud mental?

El cuerpo y la mente necesitan ir en la misma dirección

Muchas veces la definición de saludable es una persona que cuida sus hábitos alimenticios, que hace ejercicios o actividades físicas con frecuencia y que va regularmente al médico, pero eso no siempre es así. Hay algo que no se ve, pero se debe atender con la misma vehemencia: la salud mental. No se trata propiamente de enfocarse en algún trastorno, al contrario, es algo de rutina que necesita tanta relevancia como el mantenerse físicamente activo. La salud mental es un componente integral y esencial de la salud.

«La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades», señaló la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Por consiguiente, es un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad. En este sentido positivo, la salud mental es el fundamento del bienestar individual y del funcionamiento eficaz de la comunidad.

El tema de la salud mental ha ganado espacio, sin embargo, aún existen muchos mitos que necesitan ser aclarados.

Va de la mano con el bienestar en general, pues los pensamientos, al igual que los alimentos, se pueden elegir, cuidar y nutrir al cuerpo. La promoción, la protección y el restablecimiento de la salud mental son preocupaciones vitales de las personas, las comunidades y las sociedades de todo el mundo. Cada persona determina su salud mental a través de distintos factores sociales, psicológicos y biológicos. Por ejemplo, las presiones socioeconómicas persistentes constituyen un riesgo bien conocido. Las pruebas más evidentes están relacionadas con los indicadores de la pobreza, y en particular con el bajo nivel educativo.

Los problemas en este ámbito también pueden estar definidos por cambios sociales rápidos, condiciones de trabajo estresantes, a la discriminación de género, a la exclusión social, a los modos de vida poco saludables, a los riesgos de violencia y mala salud física y a las violaciones de los derechos humanos. Los trastornos mentales también tienen causas de carácter biológico, dependientes, por ejemplo, de factores genéticos o de desequilibrios bioquímicos cerebrales.

Una buena la salud no solamente es la ausencia de afecciones o enfermedades.

Es fundamental que cada persona se haga responsable de este aspecto de su vida. Ir al psicólogo o terapeuta es tan importante como hacerse un chequeo médico general dos veces al año, tan importante que puede definir el éxito o fracaso de proyectos profesionales y/o familiares. Ir a un especialista no es sinónimo de que algo está mal, es una señal de que el cuidado de la mente, está entre las prioridades.

De acuerdo a la OMS, la depresión y la ansiedad son trastornos habituales de la salud mental. Más de 300 millones de personas en el mundo sufren depresión y más de 260 millones sufren ansiedad.

Según los Centros Para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), estas son las alertas para identificar la depresión:

  • Sentirse triste o ansioso con frecuencia o todo el tiempo.
  • No querer realizar actividades que antes eran divertidas.
  • Sentirse irritable, frustrado con facilidad o intranquilo.
  • Tener dificultad para dormirse o seguir durmiendo.
  • Levantarse muy temprano o dormir demasiado.
  • Comer más o menos de lo usual o no tener apetito.
  • Tener malestar, dolores, dolores de cabeza o problemas estomacales que no se mejoran con tratamiento.
  • Tener dificultad para concentrarse, recordar detalles o tomar decisiones.
  • Sentirse cansado, aun después de dormir bien.
  • Sentirte culpable, que no vale nada o desamparado.
  • Pensar en el suicidio o en hacerse daño.

¿Qué podría causarlo?

  • Tener familiares consanguíneos que hayan tenido depresión.
  • Haber sufrido eventos traumáticos o estresantes, como el abuso físico o sexual, la muerte de un ser querido o problemas financieros.
  • Pasar por un cambio significante en la vida, aunque haya sido planeado.
  • Tener un problema médico, como cáncer, accidente cerebrovascular o dolor crónico.
  • Tomar ciertos medicamentos. Hable con su médico si tiene preguntas sobre si sus medicamentos lo pueden estar deprimiendo.
  • Consumo de alcohol o drogas.

Ansiedad

Un ataque de ansiedad o pánico puede ocurrir en el metro, en un supermercado, en el teatro, en un concierto, en casa o en cualquier otro lugar. No hay ninguna amenaza a la vista, pero el corazón se acelera, la respiración se hace dificultosa y aumenta la sensación de falta de oxígeno. Uno se siente aterrorizado. Es el inicio de un ataque de ansiedad (o de pánico), un episodio que sufren dos de cada diez personas por lo menos una vez en su vida.

Ir al psicólogo o terapeuta es tan importante como hacerse un chequeo médico.

No todos los signos ocurren en un mismo episodio. Generalmente, los cuatro primeros síntomas son palpitaciones, sensación de taquicardia, falta de aire y sudoración. El más común es el incremento cardíaco, por eso el médico deberá valorar si está ante un infarto de miocardio. En la población infantil, en la que los casos de ataque de pánico son muy aislados y puntuales, se presenta en forma de miedo intenso, aceleración del ritmo cardíaco, mareo y náuseas.

Por: Sara Pacheco