Zafiros del océano para el paladar
El Caviar Azul, un exquisito lujo gastronómico
En el inicio del presente, la empresa estadounidense de identificación, comparación y comunicación del color, Pantone, avisó que el tono tendencia del 2020 sería el azul clásico. Un color que, en materia gastronómica, podemos encontrar en diversos insumos e ingredientes.
Según expuso en su momento la citada compañía, la selección del azul clásico correspondió a su carácter atemporal y duradero que evoca elegancia y tranquilidad.
Pero, cómo llevar ese azul clásico a la mesa. Aunque puede parecer dificultoso integrar el azul en la cocina, son varios los ingredientes que pueden usarse para elogiar el color asignado a este año. Uno de ellos es el caviar azul.
Las huevas de gambas silvestres son retiradas a mano en la costa oeste de Australia.
Usualmente, este lujoso insumo proveniente de las huevas de pescado y suele ser de color naranja, rojo o negro. No obstante, existe una variedad que combina con el azul clásico. Este caviar es conocido como “zafiro del mar” y se obtiene de gambas silvestres en aguas profundas al oeste de Australia.
Quienes lo han degustado aseguran que tiene el sabor del océano. Posee una textura firme y poco cremosa, lo que lo diferencia de otros tipos de caviar como el de esturión.
El caviar es un manjar de lujo codiciado por los más selectos gourmets y si bien se elabora a partir de las huevas del esturión, existen numerosas variaciones, como ocurre con el caviar azul.
Uno de los privilegios del caviar radica en su historia. El primer registro conocido de esta exquisitez se remonta al filósofo griego Aristóteles durante el siglo IV a.C., cuando describió la delicadeza de los huevos del esturión hembra antes de ser fecundadas, anunciados en banquetes entre trompetas y flores.
En años posteriores, los reyes británicos de la Edad Media reservaron todo el esturión para su propio consumo y lo bautizaron como el “pez Real” reservado exclusivamente para la realeza.
No obstante, fueron los persas quienes primero lo prepararon y saborearon. También de ellos proviene su nombre, pues la palabra “caviar” proviene del vocablo persa “khav-yar” que significa “pastel de fuerza” o “pastel de poder”, ya que le eran atribuidos poderes medicinales.
Pero fue en Rusia donde los zares catapultaron el caviar al mundo del absoluto lujo. Las huevas del esturión Sterlet, en la actualidad casi extinto, produjeron lo que se convertiría en el caviar “imperial”, el más delicado y codiciado. Con el paso de los años, el caviar gourmet se extendió a todos los países de Europa y hoy es apreciado por casi todas las culturas del mundo.
La temporada para el caviar azul es exclusivamente de noviembre a marzo.
Actualmente el consumo del caviar azul ha tomado fuerza en la región de Australia donde se origina. Allí las huevas son retiradas de forma manual a una profundidad de entre 420 y 500 metros en la costa oeste, principalmente alrededor de Port Headland.
El proceso de extracción es posible porque las gambas mantienen sus huevos en sacos externos a sus cuerpos, lo que contribuye a otorgarle a las huevas su sabor salado natural.
La temporada para el caviar azul es exclusivamente de noviembre a marzo. Una vez catalogado y envasado, el caviar azul tendrá 10 semanas hasta su caducidad.
En boca el caviar azul es firme, con un punto de textura intermedio ya que no se deshace en la lengua como el caviar de esturión. Tampoco es crujiente como sucede con el “caviar de lumpfish” (caviar económico). Este pez globo produce pequeños huevas negras clasificadas como huevas duras que se tiñen de rojo o negro, se salan y generalmente se sirven en aperitivos fríos o entrantes.
Los expertos en gastronomía recomiendan que, al el momento de servir el caviar azul, no se debe añadir ningún otro ingrediente, eso es para disfrutar de sus características naturales: salado y fresco.
En el mundo de la gastronomía se sabe que el caviar es uno de los productos más caros del mundo. Ahora se añade el caviar azul procedente de las huevas de las gambas. Otro lujo para el paladar.
Por: Marianela Rodríguez