Jamás pensé trabajar en televisión

Mis metas cambiaron bastante rápido
y supe que tenía que trabajar día y noche

 

Aunque por su cabeza jamás surcó la idea de trabajar en la pantalla chica, porque no era ese su anhelo ni su deseo, hoy Rashel Díaz es uno de los rostros más conocidos de la televisión hispana. Su talento, belleza y carisma la han posicionado en un lugar privilegiado en el gusto del público, no solo en la televisión sino también en las redes sociales. En época más reciente comenzó a explorar su faceta como empresaria y diseñadora dejando en claro que la palabra “imposible” no existe en su léxico.

Con una experiencia de más de dos décadas, la animadora de televisión, empresaria y conferencista de origen cubano, conjuga su vida profesional con su lado espiritual, fitness, belleza interna y externa. Inició su carrera en Univisión, y actualmente trabaja en Telemundo como copresentadora de Un Nuevo Día, un programa de variedades que se transmite en todos los Estados Unidos y más de 26 países de Latinoamérica.

La presentadora del programa Un Nuevo Día, expresó que sus metas cambiaron cuando llegó desde Cuba a Estados Unidos,  porque había que trabajar en lo que fuese para poder salir adelante.

¿Cómo era su vida en Cuba?

Era muy tranquila. Nací estando Fidel Castro en el poder pero mi mamá, mi tía, mi abuela y mi papá se encargaron de que yo no viviera ninguna escasez, de que viviera contenta y feliz, rodeada de familia y alegría.

Bailaba desde los siete años y un día le dije a mi mamá que quería bailar flamenco, ella me inscribió en clases de flamenco y me enamoré de esa danza que hizo que siempre estuviera llena de disciplina y dedicación. Creo que me distraía con eso (el baile), pero a medida que fui creciendo empecé a notar lo que faltaba, lo que no había, y así empezó el deseo de salir del país. Pero fue una vida linda, llena de amigos divertidos, la casa llena de gente todo el tiempo, una familia maravillosa, tengo recuerdos muy bonitos de mi vida en Cuba.

¿Cuáles eran las metas cuando llegó a Estados Unidos?

En Cuba tuve la oportunidad de sacar mi licenciatura en danza y me especialicé en flamenco. Trabajaba en una compañía de baile y tuve la oportunidad de viajar a Colombia, España, Nicaragua y Costa Rica, eso me abrió los ojos, pero cuando llegue a Estados Unidos dije que dejaría de bailar y me dedicaría a la computación. Luego mis metas cambiaron totalmente porque tenía que trabajar, no es que no pensaba trabajar en lo que me gustaba, empecé a trabajar en cualquier cosa. Limpié casas con mi mamá, trabajé en joyerías, trabajé bailando, en miles de lugares trabajaba de lunes a lunes sin descanso y el flamenco fue el que me llevó a la televisión.

Enseguida me di cuenta que tenía que aprender inglés, empecé a estudiar de día y trabajar en las noches. Trabajando con el baile podía estudiar durante todo el día y avanzar lo más posible en el inglés. Así que mis metas cambiaron bastante rápido y supe que tenía que trabajar día y noche y que tenía que aprender el idioma del país que me había recibido.

Lo que siempre yo quise fue ser bailarina y lo logré porque trabajé en eso, sin embargo el mismo baile me llevó por el camino del propósito que Dios tenía para mí.  El ejercicio siempre ha formado parte de mi vida, si no hago ejercicio me siento fatal. Es la hora donde el teléfono no existe, me dedico a mí, me hace bien, me quita el estrés.

Una vez en Florida, ¿Cuáles fueron sus planes, qué fue lo primero que hizo?

Gracias a Dios me reuní con mi padre que no veía desde hacía muchos años, conozco a dos hermanos, por parte de papi, que vivían en Florida. Esa parte emocional se restauró porque me volví a encontrar con mi abuela que me había casi criado por muchos años y que también había dejado de ver. Fue como una reunión familiar maravillosa que me hizo mucho bien. Por la parte laboral hice de todo, tenía 21 años, tenía que aprender a manejar, empecé a estudiar.

Recuerdo que en una ocasión a mami la contrataron para limpiar una casa y le dije que yo la ayudaba para que no estuviera sola. Estuvimos todo el día limpiando y terminamos exhaustas, sin embargo entendía que al llegar a este país, y eso lo teníamos muy claro tanto mi madre como yo, había que trabajar en lo que fuese porque la idea era mantenernos y poder salir adelante y que ese momento no definía quiénes íbamos a ser nosotros más adelante. Seis meses después ya habíamos rentado un apartamento solo para mi mamá y para mí –primero vivimos en casa de mi tía-.

Durante casi un año hicimos cuanto trabajo apareció hasta que en uno de los lugares donde yo bailaba me descubre una productora de Sábado Gigante y es la primera persona que me habla de la televisión.

Yo te puedo asegurar que jamás pasó por mi mente trabajar en la televisión, ni era un anhelo mío, ni era algo que yo deseaba. Lo que siempre yo quise fue ser bailarina y lo logré porque trabajé en eso, sin embargo el mismo baile me llevó por el camino del propósito que Dios tenía para mí. Esa fue mi entrada al mundo de la televisión, sin esperarlo, sin saberlo, e inclusive, lo que me hizo aceptar ese trabajo es que yo quería comprarme un carro y cuando me dijeron lo que pagaban me pareció perfecto porque podría ahorrar dinero.

Yo no conocía la magnitud del programa porque en Cuba no se veía, entonces le dije al productor de Sábado Gigante: “Yo si tomo el trabajo, pero me tienen que dejar a las 9 porque tengo que ir a bailar”. Él me dijo que no me preocupara, que me iban a dejar salir a la hora. A medida que pasó el tiempo entendí que locura era la que había hecho, sin embargo me dejaban salir, me respetaron mi horario y yo iba a cumplir con mi trabajo y a bailar a donde me tocaba porque era el trabajo que me había dado a para subsistir por todos esos meses.

Foto: @marcophotoshoot

¿Cómo llegó a Univisión y cómo fueron sus años en esa cadena, y cómo llegó luego a Telemundo?

Yo estuve 10 años en sábado Gigante y 3 años en noticias, en total fueron 13 años en Univisión. Cuando estaba en Sábado Gigante decido estudiar periodismo, porque pensé que todo el tiempo no iba a ser modelo, así que debo elegir una carrera que me mantenga en la televisión y que sea más duradera en la que no sea tan importante el físico.

Un día me fui con María Montoya, una compañera periodista que trabajaba en Univisión. Salí con ella a un día de trabajo en la calle y resulta que me encantó, me enamoré de la profesión; dije esto me gusta porque era cazar la noticia, estar en la calle, viendo a la gente. Entonces empecé a estudiar periodismo y logro graduarme durante el tiempo que estoy en sábado Gigante. Una vez graduada le digo a Don Francisco que ya me quiero ir, le dije que tenía 30 años, quiero tener otro bebé, y además quiero empezar en las noticias, entonces me voy a Noticias 23 en Univisión y allí me quedé 3 años, después tuve que salir por un problema personal. Tres años después de eso fue que entré a Telemundo.

¿Cómo surgió la idea de crear la línea de ropa deportiva Live by Rashel Díaz?

El ejercicio siempre ha formado parte de mi vida, si no hago ejercicio me siento fatal. Es la hora donde el teléfono no existe, me dedico a mí, me hace bien, me quita el estrés, me relajo, siento que estoy haciendo algo por mi bienestar. Sin embargo entrar en esa faceta de empresaria con Live by Rashel Díaz, surge porque tenía el llamado a hacer unas conferencias para mujeres que tuviesen que ver con entregar herramientas para ser una mujer integral, decidida, sin miedos, compartiendo experiencias personales.

Las conferencias dieron la idea de elaborar una línea de ropa ejercicio, dado que uno de los temas era la nutrición y el ejercicio. La gente podría llevarse alguna línea de ropa con lo que estoy promoviendo así que empezamos con una diseñadora, pero era algo pequeñito.

Resulta que las conferencias se fueron aplazando y ya tenía la línea de ropa lista así que decidí sacarla y me fue súper bien, a la gente le encantó porque tiene frases motivadoras, tanto las camisetas como los pantalones. Son un recordatorio de que tienes que hacer algo por ti misma, y no por tener el mejor cuerpo, sino por salud que creo que es lo que tenemos que perseguir día a día, entonces, así surgió.

Foto: @marcophotoshoot

¿Se considera usted ejemplo para la mujer latina?

La verdad, sí, y lo digo no porque lo diga yo tenga unas cualidades exquisitas, sino porque en el lugar donde Dios nos ha puesto a las personas que trabajamos en el mundo del espectáculo, de una u otra forma nos convertimos en influencia para el resto de las personas.

En mi caso se me acercan muchas mujeres que me escriben, me comentan, me piden consejo, me dicen qué es lo que les está pasando; también la relación que tengo con el público, que he desarrollado durante años, ha sido muy abierta, de mucha comunicación, donde no niego si tengo un problema, los momentos difíciles que he pasado, he compartido con ellos lo bueno y lo malo, los miedos e imperfecciones que tengo, eso ha hecho que tengamos una relación muy estrecha y definitivamente la gente dice, si tú lo superaste yo también, y si tú compartes esa herramienta con la cual lo superaste, que bueno porque me está ayudando a mí también a hacerlo, y tengo esos testimonios de mujeres que me han escrito: “Tú me motivaste a regresar a hacer ejercicio, o tú me motivaste a no tenerle miedo al amor, o a que aunque sea madre soltera puedo salir adelante y además cumplir mi sueño profesional”.

Entonces con esas evidencias, pues claro que sí somos un ejemplo, no solamente yo sino todos los que de una u otra forma trabajamos en el mundo del espectáculo.

Entre los proyectos, el trabajo y todas las actividades que realiza, ¿cómo hace para dedicar tiempo a su familia, a sus hijos?

Esa es mi prioridad. Con una agenda administro mi tiempo, se lo que voy a hacer, cuándo voy a estar con mis hijos, con la familia. Claro que hay etapas en las que hay más trabajo. Por ejemplo el año pasado me tuve que ir a Rusia para el Mundial y estuve 45 días fuera. Ya yo preparándome para eso, converso con mis hijos, con mi esposo, nos sentamos y hablamos de los planes. Ellos saben en lo que yo trabajo, todo el tiempo los llamo.

Pero todo el que me conoce sabe que esa (la familia) es mi prioridad, que hablamos constantemente, que si surge algo yo salgo del trabajo y si tengo que faltar falto, si tengo que cancelar cancelo, cualquier proyecto que me propongan, antes tengo que ver si hay alguna fecha en la que mi hijo tenga un juego o que mi hija tenga una presentación para entonces saber si puedo decir que si o que no. Creo que cuando uno pone su lista de prioridades no tiene fallo.

Por: Marianela Rodríguez