La plenitud del turismo mindfulness

Un viaje que adquiere una dimensión transformadora

Viajar esencialmente implica algo más que el desplazamiento físico a otros lugares. Abrirse a otros espacios también es una metáfora de transformación personal. Por algo es el símbolo más sólido del vivir mismo, incluso soporta una valoración conmutativa: el viaje como vida y la vida como viaje. Sin embargo, esa oportunidad de descubrirnos en el cambio de escenario se ha visto intensamente atrofiada por la obsesión cultural contemporánea de mantenernos conectados al omnipresente entorno digital mediante los dispositivos móviles.

Todos reconocemos como la tecnología de telecomunicaciones ha contribuido en los últimos años a hacer las operaciones de nuestro día a día más llevaderas y fluidas. Sin embargo el precio que pagamos por ello se traduce en nuestra incapacidad de conectarnos a nosotros mismos y a todo el universo que respira más allá de las pantallas y de los micrófonos incorporados.

Un viaje bajo estas condiciones mentales equivale prácticamente a un no-viaje, pues nunca podemos estar realmente en ningún sitio, perdemos la capacidad de sentir los destinos, no olemos, no vemos, no escuchamos. La belleza de cualquier lugar es usada como fondo para un selfie. Hasta ahí llega su relación con nuestro estropeado espíritu.

La actitud de atención plena resulta potencialmente beneficiosa

La práctica de mindfulness busca una reconexión del turista consigo mismo. | Foto Samuel Silitonga/Pexels

La práctica de mindfulness busca una reconexión del turista consigo mismo. | Foto Samuel Silitonga/Pexels

Dimensión transformadora
Este escenario ha propiciado la oferta de un turismo enfocado en la salud física y espiritual fundamentado en la atención plena o mindfulness. Aprendedeturismo.org es una fuente directa que refleja cómo se vive este tipo de turismo. De su sitio web se alimente este relato transformador.

Bajo el enfoque de mindfulness el viaje adquiere una dimensión transformadora que permite entrar en contacto directo con las localidades, libre del ruido que genera un pensamiento perturbado por las distracciones. La actitud de atención plena resulta potencialmente beneficiosa porque ayuda a renovar la percepción que guardamos de nosotros mismos, la relación con los demás y con la vida en general.

La idea central del Mindfulness consiste en enfocar toda la atención en el momento presente. Incluye esta práctica la conciencia del cuerpo y sus acciones en el fluir del tiempo. No se trata de no recordar el pasado o negar las planificaciones futuras. De lo que se trata es de evitar el dominio de estos pensamientos sobre el momento presente.

El turismo mindfulness va más allá del objetivo estereotipado de relajación

Reconexión personal
El turismo mindfulness va más allá del objetivo estereotipado de relajación y rompimiento de la rutina diaria. Su opción busca una reconexión del turista consigo mismo y la apertura hacia el desarrollo personal. La clave es permitir que el viaje los transforme. Los servicios orientados en esta práctica permiten a los los turistas se impliquen más en su experiencia de viaje e igualmente influyen en su comportamiento. Con el desarrollo de la actitud mindfulness los visitantes suelen mostrar más respeto hacia el medioambiente y la cultura de las comunidades.

Esto implica la disposición a considerar las cosas desde otro punto de vista, desechar prejuicios, a atreverse a una genuina y profunda exploración de los destinos turísticos con la intención de comprender otras visones del mundo.

Se entiende que unos días o semanas de viaje no van a transformar de una manera inmediata hábitos mentales arraigados profundamente en nuestro entorno psíquico. Lograr una percepción más plena y rica de la realidad requiere disciplina y práctica constante. El enfoque en el momento presente demanda una intencionalidad mantenida. La experiencia superficial, por el contrario, no requiere esfuerzo alguno. Perderse la vida es demasiado fácil.

Por: José Espinoza.